Bienvenidos al mundo que he recorrido en mis vaqueros.
Espero que disfrutéis de las vistas.

Ciclos. Otoño


Otoñecía. Ya adentrado, bien metido en los huesos. Lo noté por el aire, que se hizo más denso. El viento traía las manos húmedas, como si hubiera andado escurriéndoles los cabellos a las sirenas del norte.
Otoñaría, porque todo se colmaba de nubes grisáceas. Apelmazadas, cubrían los cielos hasta el fin del mundo. Hasta más allá de los confines de la tierra.
Otoñaría. Lo sentía en los labios, que se me agrietaban por el frío y por el paso de los años. Otoñaría aquel año, como tantos otros.
Las águilas sobrevolaban el prado enverdecido. Danzaban, hipnóticas, en círculos infinitos. Viciadas en sus propios vuelos. En sus chillidos eufóricos. Salvajes, como la libertad en estado primigenio.
Ellas eran las que marcaban el tiempo. Siempre lo habían sido. Aquel año, entre las plumas pardas de sus alas, el aire tañía distinto. Sonaba de un modo extraño.

Otoñecía, sí. Pero no como siempre. Aquel otoño se presagiaba diferente.

Israel Barranco

1 comentario:

martindelmazo dijo...

Gracias por compartir este regalo.