Bienvenidos al mundo que he recorrido en mis vaqueros.
Espero que disfrutéis de las vistas.

Hoy tampoco podré dormir. Lo sé: Ya escucho a mi corazón galopando, sollozándome en el pecho. Esta noche será de esas en que no conseguiré ahogar bajo las mantas los bocados agrios de la existencia. Tal vez libere algunos monstruos.

Hoy no podré dormir. Habrá constelaciones completas girando y girando en mi habitación, proyectando sombras peligrosas en las paredes. Habrá sonetos que floten en mi almohada. Tal vez libere canciones que te traigan a mí. Que suavicen un poco el hueco acusado de tu ausencia.

Tal vez esta noche me vaya, a donde siempre voy. A donde nunca he estado. A algún tejado de zinc de esta ciudad, o de cualquier otra. Puede que esta noche me haga agua, y elija caer con ruidos sordos en tu ventana, para llamar tu atención. Aunque mi consciencia no quiera. Puede que dirija algún barco de papel, que flote por cualquier río, mar u océano que se aleje de ti.

Esta noche no podré engañar al alma, lo sé.

Así que tal vez encadene mi mirada a los límites conocidos de la sábana. No, no me permitiré buscar ni una vez más el rastro embriagador y dañino que has colocado, cuidadosamente, a mis pies. Ya conozco las trampas con las que cazas.

Esta noche no podré dormir. Ya sé. Pero no habrá ninguna cenicienta traicionera que se me escape a medianoche. Estaré bien despierto, velando. Espantando tus fantasmas de mi cama.

Israel Barranco

No hay comentarios: