Bienvenidos al mundo que he recorrido en mis vaqueros.
Espero que disfrutéis de las vistas.

Lo que aprendí de los cuentos.

Aprendí que Hansel y Gretel, aunque son hermanos, a veces pueden hacerse daño sin querer, en una de las peleas tontas de hermanos.
Que Cenicienta parece perfecta a las once y media, cuando todavía funciona el hechizo, pero que debes esperar a las doce y cuarto para ver cómo es en realidad, cuando termine el hechizo.
Que después de vivir en medio del campo en la casita de los enanitos toda la vida, el palacio y la gran ciudad pueden parecer excitantes, pero que hay demasiadas veces en que uno se acuerda de su vida tranquila en el campo, rodeado de enanitos que lo quieren y lo cuidan.
Aprendí que subir la melena de Rapuncel, torre arriba, es más trabajoso de lo que parece, y que el pánico al entregarte tanto, cada vez más alto, es algo real, y que nunca se sabe lo que puede esperar en la torre. Así que aprendí a pensármelo dos veces antes de escalar ninguna melena dorada.
Que los Tres Mosqueteros no tienen por qué ser siempre “todos para uno y uno para todos”, y que a veces los mosqueteros se olvidan del “todos” para centrarse en el “uno mismo”. Que la amistad hay que trabajarla y pelearla a golpe de espada.
Que de la lámpara más fea, igual que del hecho más doloroso, puede salir algo grande y genial. Como un Genio. (Y que dejar escapar al genio de vez en cuando no viene mal).
Que es peligroso confiar en todos los que uno se encuentra en el bosque, que a veces los que parecen amigos son en realidad lobos feroces escondidos entre los árboles, y de los que debe uno apartarse lo más rápido que pueda.
Aprendí que la familia de verdad a veces no comparte la sangre de uno, y a veces es más familia Baloo que las personas de la aldea.
Que hay gente que se reirá de ti, por tus orejas tan grandes, pero que eso no debe importar si esas orejas te permiten volar (aunque seas un elefante).
Descubrí que, después de pasar todo el verano trabajando como una hormiga, para llenar la despensa para el invierno, puede llegar una cigarra y, sin esforzarse, te arrebate lo que te corresponde por derecho. Pero aprendí a seguir trabajando como una hormiga, y a ser honesto y justo.
Que un gesto tan pequeño como tocar la aguja de una rueca puede tener grandes repercusiones, y hacer mucho daño a la gente de tu alrededor. Y que a veces los problemas no desaparecen a la mañana siguiente, cuando uno despierta después de un beso.
Que hay personas que a primera vista parecen brujas sin belleza ni bondad, pero que después uno aprende a mirar más veces, y se da cuenta de que son hadas bondadosas (y que uno se ha podido comportar como una Bestia a veces con ellas).
Y que la Bestia es al final la que se lleva a la Bella, y el príncipe azul se queda solo, sintiéndose estúpido por ser tan buena persona.
Aprendí que en el fondo de cada uno de nosotros habita un Peter Pan que puede volar muy alto, tan alto como le deje nuestra fe, nuestros sueños, y el polvo de hadas que nos regalen por el camino.
Israel Barranco

1 comentario:

Davis dijo...

Son grandes lecciones de los cuentos de toda la vida la verdad y estan muy bieen lo que has aprendido la verdad es que esta muy bien me ha molado es una gran visión la verdad, lo de Cenicienta me ha parecido increible xD y la de los 3 mosqueteros es verdad hay pocos "todos para uno" enfin incluso Dumbo xD .

Abraazo y beso
http://elteusecret.blogspot.com